SEGURO A LA DES PROTECCIÓN


Últimamente en Colombia vuelve a recopilarse el tema principal que nos ha perseguido durante años. La ausencia del Estado en los territorios más vulnerables y alejados ha sido el foco principal del conflicto armado.  Lo que ha ocurrido en el departamento del Chocó, en lugares como:  Bajo Atrato, Baudó y Medio San Juan con el tema de los suicidios o intento de suicidio de jóvenes con el objetivo de querer evitar que sean reclutados por grupos paramilitares y guerrilleros.

La muerte de 20 o más jóvenes  me ha puesto pensar en un factor importante que no tiene Colombia en aspectos de seguridad. Se supone que los jóvenes son una parte fundamental del país o eso es lo que muchos de los gobernantes e instituciones lo dicen más no ha sido aplicado, muy evidentemente lo estoy viendo ahora con la situación que actualmente estoy analizando en grupos indígenas que han sido los más desprotegidos y en pueblos vulnerables socioeconómicamente hablando.

Las identidades religiosas del departamento del Chocó, algunas familiares de las víctimas y personas que habitan esos lugares, piden con urgencia que el gobierno les garantice seguridad y que sus derechos sean respetados, aparte de que no sean ignorados, esto podría causar que esas personas ya no sean gobernadas por un presidente, pero si por un grupo insurgente.

Lamentablemente si me pongo analizar la respuesta del gobierno que ha afirmado que todo esto es falso y los evidentes resultados de los jóvenes que ya han muerto, las manifestaciones de muchos de los medios de comunicación, además de las pruebas legales y declaraciones de algunas de las instituciones como: la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, Ocha y Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, sumando los antecedentes que tiene el Chocó frente a este tema, puedo decir que no es falso, la evidencias dicen mucho más ante esta situación tan delicada.

Desde el año 2016 aproximadamente 60.000 mil personas en el Chocó han sido desplazadas, teniendo que dejar su hogar, trabajo y familia a causa de la inseguridad y el miedo que produce el morir por la falta de seguridad, según la información de la Oficina para Asuntos Humanitarios de la ONU, Ocha, las listas actuales de jóvenes muertos son más largas pero como dije anteriormente, las familias no han realizado denuncias por miedo de que les pueda pasar algo por ir en contra de esos grupos.

El miedo puede apoderarse de tantas personas y más en un territorio que es área no municipalizada, esto quiere decir que solo hay gobernaciones, pero no una estructura de gobierno como alcaldes o instituciones que permitan que haya una vigilancia más de cerca de los asuntos de seguridad en estos territorios tan distantes de las ciudades, pero esto no es solo por geografía es por la irrelevancia que le ven a esta situación tan delicada y triste.

Lamentablemente la mayoría de víctimas han sido mujeres de diferentes grupos, como: ELN y el Clan del Golfo. Para mí, el miedo de ser abusadas, secuestradas, maltratadas por estos grupos insurgentes es el que lleva a estas jovencitas a atentar contra su vida, como ya he visto entre varios antecedentes que tiene Colombia en situaciones similares. Las mujeres somos las más vulnerables a sufrir maltratos físicos, psicológicos, sexuales y, en muchos casos, las han matado.

Los pueblos indígenas han sido los más afectados. El conflicto armado es el causante de que muchos jóvenes de estos pueblos sean  incentivados a consumir drogas, alcohol y, todo esto, afectando a su estructura cultural, su crianza, corrompiendo de manera atroz la parte socio-cultural, un territorio, atrayéndolos de maneras absurdas. Se debe saber que una de las rutas más importantes del narcotráfico está ubicada en el Pacífico colombiano, siendo foco principal de grupos armados ilegales. Ya son aproximadamente 400 menores de edad y jóvenes que fueron engañados y 53 familias afectadas por las insurgencias de Colombia.

Considero que en este tipo de situaciones, es de extrema urgencia que el país empiece a obrar por aquellos territorios vulnerables y que por muchos años, han sido olvidados por la seguridad y dirigidos por el miedo. Como lo pidieron los sacerdotes del Chocó: ­ “­ Busquen el diálogo con el país, dejen a un lado las armas y desistan del reclutamiento de menores de edad en las comunidades indígenas y afrodescendientes de manera prioritaria.


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